Conocimos la nueva carta de Sarita Colonia: Cocina Peruana Travesti.

Julio 25, 2018
Updated 2018/07/25 at 11:22 PM

El restaurante que se define como “cocina peruana travesti” vuelve a darle un giro a su carta y presenta nuevos platos, cócteles y postres para seguir encantando a su ya fiel clientela.

8PM y las puertas del 40 de Calle Loreto en Recoleta se abren. Hay al menos 8 personas afuera esperando entrar, todos con reserva previamente agendada. Un panorama normal para Sarita Colonia, sus comensales saben que el horario de apertura no se transa.

Nuestra mesa estaba ubicada en el segundo, oscuro, con toques de luz. Se puede ver todo pero es difícil que te vean a ti, la mesa del balcón nos deja ver la barra del primer piso y el salón de fumadores, el cual, acorde a la ley, perite que los grupos que quieran fumar puedan disfrutar de la comida sin molestar al resto de invitados.

La idea de esta degustación es probar los nuevos platos de la carta, los que ya están disponibles para quienes vayan, probar el maridaje recomendado por el chef y barman y degustar los postres que le van a poner la nota dulce y alucinante a la noche.

 

Primer tiempo.

Comenzamos nuestro paso por la carta y la primera parada fue el Tiradito de Chonchas ($11.900), las cuales, bañadas en una leche de tigre con cubos de palta, pebre y ají verde se transforman en el mejor aperitivo frío para recorrer la propuesta de Sarita.

Las chonchas no están de moda – aún – y no están en todos los restaurantes, por lo que es interesantes probarlas aquí. Si el tiradito no es lo tuyo, también están disponibles en un Ceviche de Chonchas y Erizos ($12.900), el cual incorpora yuca frita, chulpi tostada, ají, cilantro y mucho jugo de limón. Un delicioso giro para salir del clásico – y siempre querido – ceviche con salmón o pulpo.

A medida que vamos recorriendo los platos fritos, llegan 4 cocteles de autor, ideales para amenizar la noche: Pisco, Gin y Vodka protagonizan la selección que se entrelaza con licores dulces, flores y el siempre necesario hielo. Ideales para brindar y dale un toque de color.

Esos platos calientes

Los erizos tampoco que se quedan debajo de esta carta. Julieta en el mar ($13.500) es el nombre de uno de los platos que más me gustó: Un pescado del día crocante que se acuesta sobre una cama de macarrones en salsa de erizos. Arriba, para darle un toque crocante una chalaquita fresca de habas. Un plato que no vas a querer compartir.

El concepto de gastronomía travesti que usa Sarita Colonia aplica muy bien para uno de sus fondos nuevos, Udon con Salsa de Marisco ($14.500), un generoso plato de estos fideos japoneses con una salsa de ají amarillo al vino blanco con una variedad de mariscos, queso parmesano, crema y un huevo escalfado. De lejos pareciera ser un ramen distinto, un poco más cerca un jardín de mariscos y ya en la mesa plato que nos va a llevar a varios países en una misma cucharada.

Y los postres. Los benditos postres.

Llegamos al final de la noche y mientras aún nos queda vino, Sarita nos sorprende con tres postres muy distintos entres si. El primero que degusté fue el Corazón de Alfajor Helado ($4.900), una contundente galleta rellana con helado de suspiro de lúcuma fresca que se sirve sobre un praliné de nueces y salsa de Chocolate. El segundo era un Mashmallow de Higos, el cual confieso, no me inspiraba nada ya que el higo es una de esas frutas que no soporto. Pero, como hay que sacrificarse, decidí darle una oportunidad y me encontré con una especie de mermelada de higos muy suave se deja sentar sobre una nube de mascarpone. Un postre distinto, muy bien preparado y que es una buena alternativa para darle una oportunidad a esta ruta.

El tercer postre fue mi favorito, el Ñoquindú ($5.900), una versión dulce de los gnocchi, preparados con plátano, camote asado y curry, que son servidos en una salsa cremoso de coco con toques de canela y menta. Un postre para compartir y cerrar de la mejor forma la velada.

 

¿Quién era Sarita Colonia?

Sara Colonia Zambrano, más conocida como Sarita Colonia, o simplemente La Sarita (Huaraz, 1 de marzo de 1914 – Callao, 20 de diciembre de 1940) fue una joven peruana a la que se le atribuye la capacidad de hacer milagros y que, tras su muerte, tiene una gran veneración popular por su fama de santidad, aunque su culto no está reconocido por la Iglesia católica (a pesar de que ella siempre fue católica).

 

 

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