Miguel Torres lanza Embajadas Culinarias

Enero 18, 2022
Updated 2022/01/18 at 9:12 PM

Los restaurantes de vinos de la viña, tanto en Santiago como en Curicó, diseñaron experiencias entorno a la gastronomía, basándose en platos inspirados en la rica despensa chilena.

Familia Torres atesora valores de tradición y excelencia, que ha difundido generación tras generación. El vino y la comida son parte de sus tradiciones y pasiones familiares, llevándolos cada día a desarrollar nuevos proyectos en distintas partes del mundo.

La Bodeguita Miguel Torres es uno de ellos, restaurante que procura siempre calidad y excelencia en el servicio, permitiendo además a cada comensal acceder a los mejores vinos y destilados del mundo, disponibles tanto en su carta como en su propia tienda, y presentes en el catálogo de Grandes Terruños. Un lugar que junto al bar de vinos no sólo se suman a la propuesta gastronómica global, también se han convertido en un verdadero punto de referencia para los amantes del buen comer y beber.

En tanto, el Restaurante de Vinos Curicó, todo un referente en el valle de Curicó y también a nivel nacional, es reconocido como un espacio gastronómico que integra la variedad de la geografía chilena con las características de la Cordillera de los Andes, la costa pacífica y el valle central. La variedad y riqueza ofrecida por el territorio chileno son
fundamentales para la elaboración de sus platos, preparados con novedosas técnicas culinarias que logran montajes de un alto nivel de sofisticación, y que ciertamente, son maridados con todo el portafolio de vinos dispuesto por la bodega familiar.

Sabores criollos

Ambas embajadas culinarias, comparten para este verano 2022 un repertorio de sabores regionales entregando colores, texturas, sabores y aromas que despiertan la memoria, mediante una cocina respetuosa de cada ingrediente, que pone en valor la tradición y la creatividad.

Elaboraciones que prometen descubrir y disfrutar una verdadera experiencia gastronómica. Como la frescura de preparaciones entre las que destacan el ceviche de pesca del día y ulte, también los crudos en opciones salmón y res; o un frío causeo maulino de lengua de ternera y queso de cabra.

A estas se suman preparaciones con tradición como la pizzetta al rescoldo y albahaca, o el ají relleno con prietas. En tanto, como alternativas para disfrutar como platos centrales resaltan platos como el asado de tira -o tapapecho según disponibilidad – hecho bajo una suave cocción y sanco de harina tostada. Le sigue un clásico: la merluza frita, acompañada de papas mayo y ensaladilla chilena. Y con ellos, mantiene su sitial la imperdible lisa a la teja, receta con una gran historia heredada de la Región del Maule.

El final

Y para coronar la experiencia, un dulce final con deliciosas propuestas como la torta de merengue con cremoso de berries, helado de berries y tuile, o bien, una torta helada de merengue y berries, servido con helado de maqui. También la tentadora opción de un suspiro de chirimoya acompañado de helado de melón y Muscat Santa Digna. Imperdible además, es el helado de nieve, receta con mucha tradición regional, creada en la cordillera maulina en el sector Vilches, la cual es una propuesta que va junto a un delicioso semifrío de huesillo y gel de chancaca.

Es sin duda, la unión de ambos equipos de restaurantes donde se mezclan recetas de vanguardia y con herencia ancestral. Una carta llena de colores, texturas y sabores, dispuesta especialmente para los vinos de Miguel Torres Chile. Todo el repertorio desplegado en ambos espacios gastronómicos está protagonizado por productos locales,
basado siempre en el concepto 100 K.

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